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martes, 26 de febrero de 2013

Cuando la pluma ayuda a reconocer aves

Cada vez más gente se harta de no reconocer más que a palomas y gorriones en un país que tiene el don de poseer un millar de especies de aves silvestres. Al principio nadie cree aspirar a conocerlas todas: le bastaría saber distinguir horneros, calandrias, zorzales, benteveos, y entender cuándo "no es pato sino gallareta". Sin embargo, una vez que dimos el primer paso en la observación de aves, es difícil querer volver atrás: casi sin darnos cuenta nos alejamos del stress urbano, oxigenamos la sangre dormida por el sedentarismo, nos nutrimos de conocimiento y hasta podemos aprender de relaciones humanas, todo mirando el comportamiento en libertad de esos pequeños seres emplumados que nos regalaron los dinosaurios. De pronto ya sabemos que hay más de un tipo de calandria, distinguimos el zorzal colorado del chalchalero, aprendimos a encontrar colibríes en reposo gracias a nuestro oído, descubrimos que teníamos un pájaro carpintero en la plaza del barrio y nos maravillan las rapaces que sobrevuelan la metrópoli desde hacía quién sabe cuánto.
El novato de esta actividad siempre encontrará el apoyo del observador más curtido, que vislumbra en él sus propios inicios. La mayoría de ellos se nuclea en la asociación Aves Argentinas. También organizan salidas gratuitas los distintos COAs (Clubes de Observadores de Aves) que hay en el país: en la ciudad de Buenos Aires por ejemplo los hay en Palermo, la Reserva Costanera Sur, etc. Pero hoy nos centraremos en la ayuda que brindan los textos. Desde este blog colaboramos modestamente con el ornitófilo neófito a través de notas como las siguientes:
Ya en papel, el apoyo que podemos recibir para esta actividad desde los libros es mucho mayor. Trataré de recomendar sólo media docena para no hacer de este artículo un catálogo.
  1. Guía de Aves de Argentina y Uruguay, de Tito Narosky y Darío Yzurieta. Todas las especies del país ordenadas taxonómicamente con descripción, distribución, dibujo y foto. La edición 2010 incluye un CD con sus sonidos. Si resulta cara, el porteño puede comprar la edición acotada a las Aves de la ciudad de Buenos Aires, válida también para sus alrededores, y que excluye especies lejanas que no verá si no viaja lo suficiente.
  2. Aves Silvestres del predio de las Facultades de Ciencias Veterinarias y Agronomía, de Norberto Montaldo y Juan Claver. Casi inconseguible, también sirve para aves porteñas. Aunque no tan completo como el anterior, incluye descripciones de las aves que la "guía de Tito" obvia. Suele estar a muy buen precio... si se lo encuentra.
  3. Manual del Observador de Aves, de Tito Narosky y Andrés Bosso. Una joya que inexplicablemente Editorial Albatros nunca reeditó, pese a que hoy se vendería mucho más que hace 15 años, cuando salió a la luz. Libro agotado, merece que alguien menos agotado que yo lo escanee...
  4. Cien Aves Argentinas, de Tito Narosky y Pablo Canevari. El comienzo de este sencillo libro de difusión puede ser hojeado en el link. A esta altura, ya notarán la importancia de Tito en la ornitologia criolla... 
  5. Aves, vida y conducta, de Roberto Ares. No es una guía sino algo así como toda una enciclopedia reunida en un solo ejemplar, centrada en nuestras especies. Excelente obra, satisface al más curioso. Pueden verse unas páginas en este link. Por otra parte, del mismo autor, Birds of the Pampa sigue la misma línea pero en inglés (aquí un estracto).
  6. Aves del Plata, de Guillermo Enrique Hudson. En este enlace puede leerse en tero, digo entero. Si consideramos que describe las aves que vio el autor en nuestra zona antes de que la inmigración y el progreso la destruyeran, digo transformasen, podríamos decir que está un poco desactualizado. Sin embargo, la prosa de nuestro primer gran birdwatcher nativo es insuperable. Y -pese a todo- sus pájaros seguirán cantando hasta después de que nos toque morir.
Creo que con todo este material hay más que suficiente. Lo demás, es saber que la lectura es un bastón que no sirve si no salimos a contemplar el mundo, pero cuánto ayuda a quien lo hace.

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