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jueves, 17 de marzo de 2011

San Patricio

Nuevamente llega San Patricio y, varios de quienes días atrás criticaban la celebración foránea de San Valentín, están ahora embriagándose vestidos de verde, aún sin tener una gota de sangre irlandesa. Y mientras comprendo la legítima búsqueda del vulgo de disfrutes esporádicos dentro de la decadencia, recuerdo que en similar período vivió aquél hijo de funcionarios de un imperio romano en franca extinción, hace ya 17 siglos, y que un día de adolescente se encontrara en una isla poblada de celtas a quienes Roma nunca doblegó ni militar ni culturalmente, secuestrado entre otros botines tras un saqueo que dejaba atrás los cadáveres de sus padres.
El joven esclavo fue destinado al cuidado de ovejas, lejos de todo el mundo, donde no halló refugio más que dentro suyo, en la religión recibida en su infancia. Escapó de sus patrones a los 22 años y llegando al mar se embarcó con unos marinos locales, cuyo paganismo tambaleó cuando le atribuyeron a él y a su fe la aparición de unos apetecibles cerdos en plena hambruna. Cuando Patricio pueda volver a sus tierras abrazará la carrera religiosa a la que agradece su supervivencia, pero siempre sentirá el deber de regresar a esos parajes de cuya barbarie manifiesta había vislumbrado la sencillez oculta. Y allí volverá un día, a comunicarles sus convicciones en la misma lengua de ellos.
Sin imposición a unos ni martirio de otros, en pocas décadas los irlandeses comparten el credo de su carismático ex-esclavo que recorre austeramente las aldeas hablando, escuchando, dialogando. Lejos de destruir los sitios sagrados del paganismo, los bendice. Manso y tranquilo, les explicaba el misterio de la Trinidad con el trébol silvestre que simbolizará a la nación. Despertaba tal confianza que una vez, mientras bautizaba a un caudillo local, queriendo dejar algo en el suelo no notó que debajo estaba el pie del príncipe, y cuando después lo retiró y se asombró ante la sangre y falta de queja, recibió por respuesta del herido un simple "Creí que era parte del ritual"...
En otra ocasión pidió a un rico una parcela elevada para construir un templo. Aceptó que se la niegue, y también la que le ofreció más abajo. También, ayudar al mismo propietario cuando estuvo mal de salud. La atención fue agradecida con un rico objeto por el cual Patricio sólo pronunció las gracias. Habiendo preferido mejor respuesta, el hombre mandó más tarde a que se lo quiten, y Patricio lo entregó diciendo nuevamente Gracias. Asombrado el poderoso ante el humilde, lo acompañó finalmente a ver la colina solicitada al principio y decidió donársela. Una hembra de ciervo estaba con su cría donde más adelante se alzaría un altar, pero cuando iba a cazarla para limpiar el terreno, Patricio lo detuvo, tomó al cervatillo, y con la madre atrás se dirigió a una pradera donde soltarlo.
Ilustre esta anécdota mejor al humano de bien, que cualquier cuento milagroso que se invente luego. Anciano y solo morirá Patricio un 17 de marzo del año 462, sobreviviéndole sólo dos escritos: uno dirigido a un pirata donde lo insta a detener los secuestros de personas, y otro donde el único a quien critica es a sí mismo. Al resto de su obra se debe que Irlanda haya sido meca de estudios durante los años negros de Europa, que en Nueva York una catedral reciba su nombre y que un día hayan llegado a Argentina los palotinos. Cinco de ellos fueron salvajemente asesinados por la dictadura militar iniciada el 24 de marzo de 1976 (la misma que oficializó de facto el secuestro de personas), por el delito de juntarse a trabajar con la gente de los barrios más humildes.
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(Ahora sí: esclarecidos los orígenes de esta fiesta para mi propia curiosidad que la indagó respetuosamente y para quienes creen que St.Patrick es un gnomo, mis saludos a la comunidad irlandesa. ¡Salud!)

3 comentarios:

Viejex dijo...

UnSer: Le agradezco, como tantas otras veces, la crónica de alguna historia que no conocía.
Nunca antes había leído la historia de San Patricio.

Pablo dijo...

Me quedé esperando la parte donde iba al downtown de Dublín a ponerse machadito. ¿No era eso lo que se festejaba?

BaMbOllAbEllA dijo...

Mi hijo se llama Patricio,pero tenía otra versión de esta tradicional fiesta (exportada) Me gustó mucho como todo lo que escribe unServidor. Y lo sigo leyendo=)